¿No hay fondos para contrainteligencia que puedan, en cuestión de minutos, identificar a los delincuentes, en muchos casos, asesinos, que ostentan en redes sociales motos de alta gama robadas y armas de fuego? Vivimos un presente apocalíptico y todo pinta para peor. Así, criminales muestran el previo, los robos y el post de cada violento atraco en el conurbano.
Graban la previa, los robos y la celebración: La impunidad de las escorias y la inacción de las autoridades
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— SM Noticias (@SMnoticias) January 8, 2025
“Dale los chorros”, dicen las miserias luego de robar un Mercedes Benz, el que incendiaron momentos después, solo para saciar su necesidad de sentirse poderosos. Son capaces de matar y no es por necesidad. Lo mismo hacen con los motovehículos: Los prenden fuego pasadas varias horas de la sustracción. Los usan para raids, haciéndose de teléfonos y dinero, y luego descartan los rodados, en una suerte de ritual. La Justicia no existe, y lo saben.
Usan Instagram y Tiktok. Muestran armas de guerra, y en algunos casos, hasta chalecos de la Policía. “La chispa es una”, dicen los sucios, que van al límite porque saben, están jugados, y con sus destinos marcados.
Son cientos y cientos, y hacen del delito un modo de vida, sin incentivos para tomar otro camino y sin autoridades que estén a la altura de desarticular estas bandas de verdadero crimen organizado.